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El Chacu de Vicuñas
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El chacu es un vocablo quechua que significa captura de vicuñas. Es una técnica ancestral prehispánica que se realiza aún en la región andina y que consiste en rodear entre muchas personas a las vicuñas para atraparlas vivas y esquilarlas, con el fin de aprovechar su valiosa fibra, sin alterar su población, comportamiento y capacidad de reproducción.
Es importante porque así a los animales no se les hace daño ya que nuestros ancestros aprovechaban a las vicuñas para hacer las vestiduras del inca y de la nobleza, también las conservaban mediante el siguiente principio: «A las que viven en libertad se las captura, se las esquila y se las vuelve a liberar».
Una tradición prehispánica
La vicuña vive en grupos encabezados por un macho adulto y se reproduce una vez al año. La captura de la vicuña demanda gran esfuerzo físico, no solo por su velocidad, sino principalmente porque vive en las partes altas de los Andes, en la puna o páramo, una zona de alta montaña caracterizada por su difícil clima. Para capturar ejemplares de esta especie es necesario utilizar técnicas que no dañen a la vicuña ni a la fibra a esquilar.
El chaccu de vicuñas es un legado de los antiguos habitantes de estas tierras, que las ocupaban en tiempos anteriores a los incas. Según los cronistas de la colonia, durante el incanato era el mismo Inca quien ordenaba la realización anual de los chaccus. Para hacerlos se reunían varios ayllus con el fin de coordinar dicha actividad. Posteriormente realizaban una ceremonia religiosa en la que hacían pagos a la tierra y, finalmente, ejecutaban el arreo de vicuñas para poder capturarlas, evitando al máximo los daños al animal. Estos animales Salqas, Kumpis, eran sagrados, y las prendas confeccionadas de su fibra solamente las usaban el Inca y su corte.
El proceso del Chacu en la actualidad
Esta técnica se practica en los departamentos de Huancavelica, Ayacucho, Puno, Apurímac, Cusco y Arequipa, en los que las comunidades campesinas tienen un comité de la vicuña integrado por los propios comuneros, quienes cada año realizan la captura de vicuñas, generalmente entre los meses de abril a noviembre.
El chaccu se inicia con la reunión de todos los miembros de la comunidad campesina, dirigidos por sus autoridades, el presidente de la comunidad y el presidente del comité de vicuñas. En una asamblea comunal se fija el día para realizar el chaccu. Posteriormente, este acuerdo se informa al Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos (CONACS) para que otorgue la autorización correspondiente y disponga el envío de personal técnico para supervisar este evento.
En cumplimiento de los ritos de la cosmovisión andina, se prepara un grupo especial de ancianos de la comunidad encargados de realizar el pago a la tierra. Si no se cumple con pedir permiso, en el futuro la tierra podría dar pocos frutos o las vicuñas podrían producir poca fibra.
El día del chaccu, muy de madrugada, se reúnen todos los participantes en un lugar previamente determinado. Cuando está reunido el grupo, se inicia el ascenso. Se forman grupos de 10 personas, cada uno con un jefe, los cuales se ubican en los lugares indicados.
Las comunidades que se encargan del manejo sostenible de la vicuña tienen cercos permanentes en determinadas zonas, con el objeto de facilitar la captura de vicuñas.
Luego, los grupos se ubican cerca del hábitat de la vicuña, extienden las sogas de 50 metros con sus respectivas cintas, hacen ruido con sonajas para asustar a las vicuñas y lograr que avancen y proceden a arrear a las vicuñas al punto donde se encuentra el cerco.
Luego de arrear a las vicuñas por cerca de tres a cinco horas, se las acorrala en el punto fijado. Luego se forman grupos para ingresar al cerco donde están apresadas las vicuñas y se seleccionan antes de esquilarlas. No se esquila a las que están enfermas, ni a las que fueron esquiladas el año pasado. Se seleccionan a aquellas que tengan una adecuada longitud de fibra. La longitud mínima requerida es de 15 cms.
Una vez seleccionadas las vicuñas, se les transporta hasta el lugar de esquila, para la cual se usan técnicas mecánica y manual. La esquila mecánica permite un corte uniforme y sin traumatismos en el animal; su desventaja es que la esquiladora mecánica es costosa y requiere de un operador especialista y un generador eléctrico a diesel o gasolina.
En cambio, la esquila manual solo requiere de una tijera especial, pero su desventaja es que es difícil cortar al ras de la piel, por lo cual se puede obtener fibra muy corta o no uniforme, o incluso causar heridas al animal. Actualmente, se está optando por usar la esquila mecánica, a pesar de la gran dificultad para transportar el equipo.
Un grupo de personas, principalmente mujeres, se encargan de recibir el vellón y lo doblan hasta obtener un paquete de 15 por 15 cm que se introduce en una bolsa de polietileno, etiquetando el origen de la fibra y si es de macho o hembra. Luego de terminar la esquila, se cuenta el número de animales esquilados y se libera a todas las vicuñas hasta el próximo año.
Al día siguiente, se realiza en la comunidad el pesado de la fibra obtenida. Por último, se hace la sumatoria de toda la fibra y se realiza un acta indicando todo el proceso y la cantidad de fibra esquilada.
El Perú es el país líder en la conservación y aprovechamiento sostenible de esta especie, lo que contribuye no solo a incrementar la población de camélidos, sino también el desarrollo económico sostenible de las comunidades locales.
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