La leyenda de la Mamahuarmi
La historia dramática de la princesa Urpi empieza hace unos 450 años, cuando llegó a estas tierras un intrépido capitán español, que luego se apodera de su corazón y se vuelve dueño de sus caricias, naciendo un niño como fruto de ese amor.
El cacique Runa Kachi “Hombre Sal” vivía en esas tierras y con su esposa tuvo una hija. Ella creció entre retamas y eucaliptos, le gustaba sumergir su delicado cuerpo en el río, conversaba con las aves y contemplaba a los cóndores. En el día el Inti la admiraba y durante la noche la Quilla envidiaba la belleza de la Urpi. Pero el destino quiso que llegara a Churín, el conquistador barbado, con yelmo y coraza, espada de acero y grandes botas, montando un brioso caballo. La gallardía del soldado impresionó a Runa Kachi, quien le dio hospitalidad, y especialmente agradó a la princesa.
El jefe ibérico estaba acompañado por soldados y su misión era encontrar oro y plata y cuanto objeto de valor que pudiera engrosar las arcas de Francisco Pizarro, tesoros que más tarde envió al poderoso rey de España. Los españoles venían cansados, habían viajado por caminos de herradura, desde Pachacamac por la costa, hasta la sierra.
Runa kachi hizo honores a los hispanos y en señal de hospitalidad ordenó a su hija atender a los guerreros. Pasaron los días y el capitán se enamoró de la candorosa Urpi, de sus largos y sedosos cabellos, de sus ojos almendrados y oscuros como la noche, de su piel cobriza y reluciente como el cobre pulido, de sus formas femeninas, exquisitas y sensuales. El romance fue apasionado. En él se mezcló la fuerza guerrera española con la candidez de la hermosa india, en lo que quizá fue uno de los primeros mestizajes en nuestras tierras. Pero él tuvo que partir para responder a la orden del veedor don Miguel Astete, pero prometió volver mientras su amada Urpi se quedó llorando desconsolada.
Los días transcurrieron y Urpi vio desesperada como crecía en su interior la palpitante nueva vida. Como tenía miedo a la furia paternal, acudió a su madre. Ella le aconsejó: “Escóndete en la cueva rocosa, tachonada de musgos y estalactitas de exóticas y misteriosas figuras. Allí enviaré a atenderte".
Nació el bebé y creció como también lo hizo la cólera de Runa Kachi, que juró vengarse del español que violó su confianza y lo avergonzó ante su pueblo. Diligentemente preparó una flecha y untó con veneno vegetal y esperó. Pasaron los meses y años, pero el recuerdo no murió, y un buen día retornó el capitán. La madre de Urpi atenta, le hizo saber que su amada estaba en la gruta. Hacia allá fue el noble español. Pero Runa Kachi lo siguió sigiloso entre árboles y rocas, como un puma que va tras su presa.
El jefe hispano llamó a su amada: ¡Urpi!, le gritó emocionado. Ella salió corriendo con el niño en brazos, se agitó y clamó: iChurique! iChurique! iEste es tu hijo!
Runa Kachi observó y sus ojos se nublaron por el odio y la humillación, templó el arco con la flecha asesina y lanzó el certero dardo que cruzó el aire hiriendo mortalmente al niño. Un grito desgarrador brotó de la aterrorizada Urpi, mientras su hijo moría, y su amado con los ojos desorbitados trató de empuñar su espada, pero Runa Kachi, se esfumó como un fantasma dentro del follaje. Ella cogió el cuerpo sin vida de su hijo y se internó en la caverna cubierto de musgos y helechos, quedando como recuerdo el agua que gotea perenne de la roca, como si llorara desconsolada y eternamente por el niño.
De esta manera el poblado fue conocido con el nombre de "Churique", que significa "tu hijo", pero como sucede con los nombres quechuas, éste, con el correr del tiempo se fue modificando hasta que quedó con el nombre de Churín. Se dice que desde entonces, los Apus, dioses protectores del aire, agua, tierra y vegetación, cuidan a la misteriosa Urpi, confiriéndole inmortalidad y permitiendo que en las noches de luna llena, aparezca entre las rocas, en la gruta, "Mama Huarmi” que quiere decir "mujer madre". Desnuda y de larga cabellera, aparece la bella princesa, recordando ese amor inquebrantable hecho leyenda, más fuerte que la vida y la muerte.
Entre los atractivos turísticos de Churín se encuentran varias pozas termales que se encuentran en el mismo pueblo, y precisamente, uno de los más visitados por sus propiedades medicinales y relajantes, es el complejo termal de la Mamahuarmi.
El Complejo termal de la Mamahuarmi
El Complejo termal de la Mamahuarmi está ubicado a 300 metros de Churín. Sus milenarias aguas preservan la leyenda de la Mamahuarmi, una historia de amor entre un soldado español y la hija del cacique de Churín. Para recordar su pasión, hay una gruta con su nombre ubicada cerca de la entrada.
¿Cómo llegar a Churín?
Churín y sus famosos baños termales se encuentra ubicada a 207 km al noroeste de la ciudad de Lima, pertenece a la provincia de Oyón. El viaje desde Lima es de aprox. 4 horas. Se encuentra a una altitud de 2, 080 msnm.
Churín es además un destino ideal para el turismo medicinal donde podrás disfrutar de un baño de salud y relajación en sus aguas que salen de las montañas y llegan a las pozas, por esa razón, los baños termales de Churín son uno de los destinos más visitados por todos aquellos que gustan del aire puro, admirar el paisaje encantador de la serrania y relajarse en sus pozas de agua caliente.