El Mito de Kon y Pachacamac
Kon es el antiguo dios costeño adorado como creador del mundo por importantes reinos como Paracas y Nazca que lo representaban en finos tejidos y bellos huacos policromados. Era un dios eminentemente volador, no tenía huesos, era rápido y ligero, y podía acortar distancias a su antojo. En sus imágenes más conocidas se le puede ver volando, con máscaras felínicas, pies replegados y portando un báculo, alimentos y cabezas trofeo
Este mito forma parte de los escritos de Francisco de Avila, quien en la primera década del siglo XVII los recolecta en la provincia de Huarochirí. La primera traducción al castellano la hizo José María Arguedas, en 1966, publicando el libro "Dioses y Hombres de Huarochirí". Luego, en 1987, Gerald Taylor hizo una nueva traducción que aparece en el libro "Ritos y Tradiciones de Huarochirí del siglo XVII", de donde se ha adaptado el presente relato.
El Mito del Dios Kon y Pachacamac
En tiempos remotos el dios Kon, hijo del Sol, llegó desde el Norte a la costa peruana. El dios Kon era un dios volador sin huesos ni carne, pero tenía forma humana, era rápido e intrépido. Vino volando con una gran máscara felina, portando alimentos, cabezas trofeo y un báculo, el dios Oculado con tan solo pronunciar sus poderosas palabras aplanó montículos, cortó valles y creó el mundo.
En un principio el dios Kon creó el mundo y pobló las tierras bajas cercanas al mar con toda clase de plantas y animales muy fértiles y dóciles y puso a su cargo a los hombres, los cuales no morían y solo tenían que coger los frutos de la tierra sin trabajar. A cambio, Kon solo les pidió su veneración y ofrendas en señal de gratitud.
Pero un día los hombres se olvidaron de su creador y no le daban ofrendas porque se creían autosuficientes, entonces el dios amenazó a los hombres que les iba a castigar pero no le hicieron caso. Esto desató la furia de Kon contra ellos y como castigo los privó de las lluvias convirtiendo sus productivas tierras en campos áridos, transformando la fértil costa en inmensos desiertos, dejando sólo algunos ríos para que con esfuerzo pudieran subsistir. Entonces los hombres, mujeres y niños, comenzaron a morir.
Tiempo después, llegó a la tierra otro dios, más poderoso que Kon, llamado Pachacamac, que quiere decir "hacedor del mundo" o "reformador". Un día, el dios Pachacamac se enfrentó al dios Kon. Se cuenta que fue una batalla sanguinaria y muy violenta en la que Pachacámac venció a Kon.
Pachacamac destruyó todo lo que había hecho Kon con la finalidad de crear una nueva generación de hombres. A los indios que Kon había creado los convirtió en monos y zorros, y los envió a vivir lejos en los valles que hay por allí. Pero, misericordioso, Pachacamac creó a otros hombres y muchas indias muy hermosas, tanto en la serranía como en los llanos. La nueva generación de hombres creada por Pachacámac fue bendecida con una mayor cantidad de agua y mejor capacidad para dominar las tierras y cultivarlas a placer. En agradecimiento, los hombres construyeron un templo cerca de la actual ciudad de Lima, el templo de Pachacamac.
Luego de haberse retirado ambos, el Sol y la Luna, presentes todos los días, quedaron como dioses principales pero no como creadores.
Interpretación del Mito
El mito de Kon versa sobre dos dioses y dos creaciones sucesivas, que al retirarse dejaron como dioses principales mas no creadores al Sol y la Luna. Es la representación de dos corrientes civilizadoras provenientes de polos opuestos cuya victoria le correspondió al dios Pachacámac.
La lucha entre dioses sería el reflejo de guerras entre distintos grupos étnicos que veneraban a diferentes divinidades. Significaría también un movimiento expansionista de influencia del dios Pachacamac y de su gente desde la costa central hacia el sur.
Entonces, el mito de la oposición de Kon y Pachacamac representaría una lucha religiosa y el triunfo de uno de ellos no significaría necesariamente un enfrentamiento armado. Quizás el culto a Kon, de mayor antigüedad sufriría la pérdida de influencia ante los nuevos tiempos y el surgimiento de nuevas ideas.
Otro aspecto del mito de Kon sería la explicación que se daban a sí mismos los costeños sobre la falta de lluvias en la zona, razón por la cual invocaban a esta deidad para la protección de sus cultivos.
El dios Kon, de acuerdo con las creencias de los Paracas y los Nasca, surcaría los cielos y solo aparecería en una determinada época del año. Los sacerdotes, en lugar de edificarle grandes templos, idearon realizar en una inmensa pampa unos geoglifos, donde los fieles le aguardaban con ceremonias, ritos, sacrificios, bailes y fiestas. Así, los motivos para la existencia de las Líneas de Nasca serían puramente religiosos y relacionados con el culto a esta divinidad.