La Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo
Como todas las sociedades, los Incas tenían una explicación mitológica para explicar de dónde venimos y cuál es el origen de nuestra sociedad. Esta famosa leyenda se transmitió de manera oral, de generación en generación en los andes, y aún en el presente sigue teniendo mucha influencia en las comunidades indígenas de Perú y Bolivia. Esta leyenda fue dada a conocer gracias al trabajo del cronista Inca Garcilaso de la Vega.
Cuenta la leyenda que muchos siglos atrás, el altiplano peruano era una región de quebradas y montes altos, y los primeros hombres que vivieron en torno al lago Titicaca se comportaban como animales, vivían en grupos pequeños y se escondían en las cuevas de las montañas y carecían de organización social alguna que les indicase lo correcto de lo incorrecto. Ellos al igual que los animales se alimentaban de hierbas, raíces y frutos silvestres. Se cubrían con corteza de árboles, cueros o simplemente andaban desnudos y pasaban frío en las noches.
Un día, el Dios Sol se apiadó de esta gente que desconocía el cultivo de la tierra y el arte de tejer, decidió darles un regalo. Envió a sus propios hijos, Manco Cápac y Mama Ocllo, para enseñarles a los salvajes, las costumbres de los dioses. De esta manera aprenderían como labrar la tierra y a vivir del fruto de su trabajo, cómo construir casas y vivir en comunidades, y cómo adorar al padre Sol o Inti.
El Dios Sol encargó, a su hijo Manco Cápac, la misión de fundar el imperio de los Incas y le dio como esposa a Mama Ocllo, ambos salieron del lago Titicaca. Este lago, es el lago navegable más alto del mundo. Fue así que Manco Capac y Mama Ocllo iniciaron su travesia a más de 3000 metros de altura sobre el nivel del mar, rumbo al norte, a lo desconocido. La riqueza de sus vestimentas y el brillo de sus joyas hicieron pronto comprender a los hombres que ellos eran dioses. Temerosos, los hombres los siguieron a escondidas.
Para esto, su padre el Sol le dio a Manco Capac una vara de oro, con la indicación de que el lugar donde se hundiera la vara con un solo golpe, allí fundarían el imperio de los incas. Una mañana, después de varios meses recorriendo el altiplano, llegaron a un fértil valle en el cerro Huanacaure, donde había abundante vegetación e imponentes montaňas. Fue en este lugar, donde la vara de oro se hundió dulcemente en la tierra. Finalmente, después de mucho caminar habían llegado a su destino, era ahí que debían construir el Cusco, el ombligo del mundo, la capital del Imperio del Sol.
Antes de que se fueran, el Sol también le recomendó que cuando todos los habitantes llegase a convertirse en sus súbditos, tendrían que gobernarlos demostrando sabiduría, justicia, piedad, clemencia y ternura. Debían tratarlos con tanta compasión como un padre trata a sus hijos. Y lo harían siguiendo el ejemplo del Dios Sol, que da luz y el calor al mundo. Por eso, siguiendo las órdenes de su padre el Dios Sol, Manco Capac rápidamente inició su tarea civilizadora en el valle del Cusco. Enseñó la agricultura a los hombres, la pesca y construcción, ciencias y religión. Mama Ocllo en cambio capacitó a las mujeres de la comunidad en labores domésticas y tejido para sus vestimentas.
Pasaron varias generaciones y sus descendientes heredaron el imperio. Siendo uno de los incas más importantes Pachacutec, a quien se le atribuye la construcción de Machu Picchu.
Sin embargo, este próspero imperio duraría cerca de 300 aňos, hasta que llegaron los conquistadores espaňoles. Los españoles no lo tuvieron fácil, porque los valientes guerreros incas se defendieron, nunca se rindieron. En su época, los incas tenían el ejercito más poderoso del continente. Su enorme territorio abarcaba desde lo que actualmente es Ecuador, hasta Argentina.
Interpretación de la Leyenda
En esta leyenda Manco Cápac y Mama Ocllo representan personajes míticos, considerados de origen divino, que vienen con una misión civilizadora llevada de sur a norte en el Perú. Ellos buscaban tierras fértiles donde fundar una gran nación; ambicionaban dedicarse a las tareas agrícolas, ello estaba simbolizado por la varilla que se hunde en la tierra como la planta en el suelo a fin de florecer.
Esta leyenda estaría basada en acontecimientos reales, ya que Manco Capac representa a toda una nación, posiblemente de la cultura Tiahuanaco, que vivían en la región del lago Titicaca; como se sabe, los terrenos más fértiles allá están precisamente alrededor del lago, de tal modo que hubo un momento en que la explosión demográfica y la escasez de tierras los obligó a buscar otra región rica y amplia. Se cree además que, el estado Tiahuanaco, fue destruido por invasores aymaras venidos del sur y sus habitantes se vieron obligados a emigrar hacia el Valle del Cusco.