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La Taricaya
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La taricaya, científicamente conocida como Podocnemis unifilis, es una tortuga acuática de tamaño mediano que habita en los grandes ríos de nuestra Amazonía. Uno de sus lugares favoritos son las grandes extensiones de bosques con cursos de agua dulce, como las cochas de la Reserva Nacional Pacaya Samiria. Por muchos años las taricayas estuvieron en peligro de desaparecer debido a la comercialización excesiva y el consumo irracional de sus huevos.
Hábitat
La taricaya es una tortuga acuática que habita en ríos y lagos de los países de América del Sur, como Venezuela, Colombia, Brasil y Perú. En nuestro país, la encontramos en Pacaya Samiria (Loreto), Área Natural Protegida que se ha convertido en uno de sus últimos refugios.
Descripción
Esta tortuga tiene un caparazón ovalado de color marrón o negruzco, con la piel gris y las escamas negras. Toda la cabeza está cubierta de grandes escamas y tiene los ojos muy juntos. Las patas son robustas, con fuertes uñas y cubiertas de escamas grandes. Posee membranas interdigitales que le sirven para nadar en el agua. Las manchas amarillas que posee diseminadas por toda la cabeza son un rasgo distintivo, y son de un tono muy vivo cuando son jóvenes, y que se va apagando con la edad.
Los machos tienen la cola más larga y gruesa, y la posición de la cloaca está mucho más alejada de la base. La hembra, tiene una cola pequeña, más fina y corta, y con la cloaca muy pegada al cuerpo. Además, las hembras pueden crecer hasta dos veces más que el macho, los machos alcanzan un promedio de 40 cm; y las hembras, unos 80 cm. El iris del ojo del macho es de color verdusco, en las hembras es negruzco.
Alimentación
Es muy hábil cazando pequeños animales. Cuando la taricaya es joven, prefiere alimentos de origen animal y come sobre todo camarones y otros crustáceos, con lo cual controla esa población. De adulta, se convierte totalmente en vegetariana, alimentándose principalmente de diferentes especies de frutos y de plantas acuáticas. Al consumir frutos, dispersa las semillas y estimula el crecimiento de la vegetación acuática.
Reproducción
Las hembras de taricaya alcanzan la edad reproductiva, es decir, empiezan a poner huevos a los 5 ó 6 años de edad. Las hembras desovan dos veces al año, y en cada desove ponen de 20 a 35 huevos. El desove ocurre en la estación seca para evitar que los huevos sean arrastrados por las inundaciones, normalmente empieza a desovar en junio, pero la máxima intensidad de desoves empieza en la última semana de julio y continua hasta finales de agosto.
El nido lo realiza excavando en áreas arenosas, cerca de los bancos de los ríos. Desovan principalmente de noche. Para desovar, cavan con sus patas traseras un hoyo en la arena, de unos 15 a 20 centímetros de profundidad, donde depositan los huevos y luego vuelven a taparlo. Este proceso les toma entre media hora a una hora.
Los huevos se incuban con la calentura de arena. Después de 8 a 10 semanas de incubación las crías rompen la cáscara del huevo, pero al nacer todavía no están listas para entrar al agua y permanecen amontonadas en la parte superior del nido por 1 a 4 semanas antes de abandonar el nido.
Las crías recién nacidas miden aprox. 5 centímetros de longitud de caparazón y pesan entre 9 y 20 gramos. El abandono del nido por las crías ocurre casi siempre de noche, generalmente durante o después de una caída fuerte de lluvia. Al salir del nido, las crías se dirigen inmediatamente al agua.
Los nidos de taricaya son atacados por varios depredadores naturales, que consumen los huevos, como la iguana negra y las aves shihuango negro, gavilán negro, el gallinazo y el shihuango blanco. La depredación sobre las crías cuando salen de los nidos y entran en el agua es intensiva, siendo alimento de peces como la paña, el fasaco y el zúngaro.
Comportamiento
Son bastante juguetonas, hábiles nadadoras y un poco tímidas cuando son pequeñas. En la mañana prefieren tomar baños de sol, el caparazón se vuelve muy suave por permanecer tanto tiempo en el agua, y se podría romper con facilidad. A pesar de ser semiacuáticas, prefieren desenvolverse más en el agua que sobre la tierra. Cuando se encuentran amenazadas, tienden a morder y su mordedura es un poco fuerte.
La taricaya puede convivir con algunos animales sin verse afectada. Por ejemplo, hay mariposas que se posan en su cabeza para absorber las sales de su cuerpo, lo cual no le incomoda. A esa relación se la llama comensalismo.
Conservación
Hace más de 30 años, esta especie emblemática de la Amazonía, estuvo al borde de la extinción por problemas ambientales y el consumo indiscriminado de sus huevos. Pero gracias al compromiso y trabajo articulado entre el Estado y las comunidades nativas, ahora viven en adecuadas condiciones de conservación y forman parte de los atractivos del turismo vivencial en el ámbito de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, en Loreto.
Las comunidades indígenas iniciaron actividades de repoblamiento de la especie. Así, los pobladores trabajan en la recolección de los huevos de nidos naturales, su reubicación en playas artificiales protegidas de depredadores y la posterior liberación de las tortugas recién nacidas a su habitat. Gracias a ello, cada año se logra liberar en su hábitat natural a más de 600 mil taricayas en los ríos y cochas de la reserva, contribuyendo de esa manera a su recuperación no solo en el ámbito de esta área natural protegida sino también en toda la Amazonía peruana.
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